miércoles, 29 de agosto de 2012

Capítulo 5 : El Salvador

Bueno, sentimos mucho no haber podido escribir el blog durante tanto tiempo. Tuvimos un "pequeño" problema con el ordenador que nos lo impedía.
Además, con todo lo de el intituto, colegio, etc, no vamos a poder escribir más de un capítulo a la semana. Esperamos que lo entendais y comprendais.
 PD: Aquí tenéis el capítulo para esta semana, después de tanta espera. Esperamos que os guste y que nos perdonéis.


Intento zafarme de Crane. Le araño, le muerdo e incluso le pego patadas, pero todo en vano. Poco a poco empiezo a perder las fuerzas. Se me cierran los ojos. Sólo me apetece dormirme y no volver a despertar.
 De repente, la presión que sentía en mi cuello ha desaparecido, y en su lugar sólo queda un leve dolor. Me encuentro tumbada en el suelo, con el vestido amarillo manchado y roto por todas partes. Unos cuantos metros delante de mí, hay un chico que está forcejeando con Erik Crane.
Me gustaría ayudarle a pegar a ese desgraciado de Crane, pero no tengo fuerzas ni siquiera para realizar la más simple de las funciones.
Cuando el chico desconocido deja de golpear a la alimaña de Erik Crane, se acerca a mí.

-¿Te encuentras bien?
-Eso creo.
-Me alegro -me sonríe-.
Me intento levantar, pero antes de conseguirlo me vuelvo a caer al suelo, así que el chico desconocido me coge en brazos. Lo último que recuerdo es desmayarme en esos brazos en los que me siento segura de todo y de todos.

...

 Me despierto en mi compartimento del tren del Capitolio. Estoy tumbada en mi cama y, siendo sincera, me duele todo.
De pronto, noto una ligera presión en la mano izquierda, y al mirar, veo a mi madre cogiéndome de la mano. Al mirar al otro lado, veo de pie al chico desconocido junto a mi cama.

-Mamá...¿qué ha... pasado?
-Erik Crane te intentó asesinar. Te lo dije. Te dije que no te acercaras a él.
-Déjalo de una vez, mamá.
-Está bien. Tú descansa, que no debes exaltarte.
 Mamá sale de la habitación, así que decido que las respuestas que mi madre no me quiere dar, me las dará el chico desconocido.
-Gracias por salvarme. 
-De nada.
-¿Puedo el nombre de mi salvador?
-Cierto, no te lo había dicho. Me llamo Drew Hawthorne.
Hawthorne. Hawthorne. Me suena mucho ese nombre, pero no consigo recordar el por qué.
-¿Y cómo sabías que yo estaba allí?
Drew se queda pensativo, como si quisiera ocultar algo que le avergonzara.
-Te estaba espiando. Bueno, en realidad te estaba observando. Y cuando te vi salir con Erik Crane me preocupé por ti.
-¿Y se puede saber por qué decidiste "espiarme" y preocuparte por mi persona?
Sonríe de forma misteriosa y me contesta.
-Me preocupo porque te conozco desde hace más tiempo del que tú piensas...
Se empieza a alejar hacia la puerta y me da la sensación de que se va a ir sin decirme nada más, hasta que se da la vuelta para mirarme una última vez.
De repente, como si fuera lo más normal del mundo, coge la rosa roja que tiene puesta en la solapa de su traje negro, le da un suave beso en los pétalos y la lanza a mis manos. Después se va sin decir nada.

Miro la rosa detenidamente, como si deseara desvelar con ello la última frase de Drew. Me acerco la rosa a la cara y la huelo. Tiene un olor extraño, una mezcla entre su olor original y el olor de Drew.
Me quedo totalmente sola en mi compartimento pensando en Drew y en unos sentimientos encontrados recientemente. Me estoy empezando a dar cuenta de que siento algo muy fuerte por mi salvador, algo más que simple agradecimiento...