jueves, 27 de diciembre de 2012

Capítulo 15 : Amistades

Bueno, sentimos no haber escrito en otras 2 semanas, pero ya sabéis como es la familia en Navidad (¡Cómo te acerques a ese ordenador te mato!¡Hay que estar con la familia!¡Ya que nos aburrimos, nos aburrimos todos!) y más comentarios de ese tipo. Y bueno, deciros que Criskti no podrá escribir en un tiempo y yo no podré hacerlo a menudo. Lo siento y aquí tenéis un capítulo nuevo.

El camino de vuelta a casa de Drew es más corto que el de ida, tal vez porque ahora vamos corriendo para no coger demasiado frío con la ropa mojada. Tampoco hablamos, y eso no me viene nada bien porque mi mente se traslada al Distrito 12 y hacia Sean, y sobre todo, en sus grandes y preciosos ojos azules como el cielo, aunque él opina que son como el agua.
Con estos pensamientos, llegamos a casa de Gale en menos tiempo del esperado. De pronto, Drew se para de golpe, y yo me habría chocado contra él si no me hubiera cogido.
-¿Que ocu...?
-Sssh. Espera un segundo.
Y me convierto en una tumba. Silencio. Pero poco después se oye un silbido largo y prolongado, seguido de otro más corto. Drew junta los labios y entona los mismos silbidos. Echa a andar hacia el bosque que hay junto a su casa, mientras que yo me quedo parada frente a la puerta. Tan solo pasa un segundo hasta que se da cuenta de que sigo allí.
-¿Vienes?¿O prefieres entrar?
Asiento y me situo a su vera, agarrando con fuerza su mano.

El bosque está precioso en esta época del año, aunque ya pronto vaya a terminar la primavera. Caigo en la cuenta de que ni siquiera estoy segura de en qué día estamos. Supongo que el tiempo pierde importancia cuando se es feliz.
Andamos unos cuantos metros más, adentrándonos cada vez más entre los árboles.
De repente, oigo una voz que no logro ubicar.

-¿Dónde te habías metido canalla?¿Te estabas intentando aprovechar de esa joven ingenua que viene contigo?
Se me abre la boca de par en par, pero Drew sonríe. No parecen molestarle las palabras que acabamos de escuchar, aunque la verdad es que yo me siento algo ofendida.
Drew contesta a la voz sin cuerpo, a la que parece reconocer.
-En primer lugar, te recuerdo que de aquí el canalla eres tú. Y en segundo, si fuera ingenua ya habría dejado que me aprovechara.
Le pego un manotazo porque es lo primero que se me pasa por la cabeza, aunque esto consigue recordarme a las bromas que solía gastarme Sean, y también a que yo siempre reaccionaba de la misma manera que ahora.
Drew se ríe, y se dirige otra vez a la voz.
-Sal ya de una vez para que pueda atizarte, Dayron. Te juro que no te voy a dejar ni un solo hueso sin romper, te lo aseguro.
-Eso habrá que verlo, idiota.
Suelto la mano de Drew y me acerco un paso hacia delante.
-Empiezo a cansarme de tantas tonterías, chicos.-Me dirigo a la voz.-Dayron, ¿podrías salir ya, por favor? Mi madre se va a enfadar si no volvemos pronto.
-Lo que sea por una dama tan hermosa.

Y en ese momento, aparece un chico ante mí, solamente a un par de pasos de distancia. Tiene el pelo rubio ceniza, aunque sus cejas son más oscuras, lo que le da un aspecto un tanto raro. Si tuviera el pelo de un color extravagante, habría pasado por una persona del Capitolio. Sus ojos son azules, y lleva una ropa bastante informal: chaqueta y pantalón de deporte y una camiseta. Nada que ver con la ropa con la que normalmente he visto a Drew. Tiene algo, tal vez la forma y la soltura de su cuerpo, que me recuerda a papá cuando era joven. Ha visto cuadros pintados por él mismo, a petición de mamá, de cuando tenía 18 años. Reconozco que papá era muy guapo y, aunque ya es un hombre "madurito", como lo llama mamá, todavía le queda algo de su atractivo.
Dayron se acerca a mí un paso, y parece que va a seguir acercándose cuando de pronto se para. Me estudia de arriba a abajo con la mirada y finalmente se dirige a Drew.

-¡Que curioso! Drew, ¿te has fijado en ella por un casual? Porque, sinceramente, me extraña que no te hayas dado cuenta de que se parece a...
-...Katniss Everdeen, ¿verdad?-le corto directamente. Me llevan diciendo cosas de ese tipo toda mi vida-.
-Sí, ¿cómo has sabido que iba a decir eso?
-Es lo que tiene ser hija de vencedores. Te acabas acostumbrando a este tipo de cosas.
Dayron me mira claramente sorprendido. Después mira a Drew. Como esta a mi espalda no logro saber que está haciendo para convencer a Dayron, pero supongo que estará asintiendo a mi afirmación.
-¿Tus padres son...?-deja la frase inconclusa, esperando a que yo la termine-.
-...los vencedores de los 74º Juegos del Hambre: Katniss Everdeen y Peeta Mellark. Sí, eso tengo entendido.
-Espera, espera, espera. Antes has dicho que tu madre se iba a enfadar si no vuelves pronto. ¿Katniss Everdeen, la chica en llamas, el Sinsajo de la Revolución, está aquí, en el Distrito 2?
-Por lo menos cuando hemos salido de casa de Drew estaba allí.
Dayron mira perplejo a Drew.
-¿¡¿Qué Katniss Everdeen está en tu casa y no me has dicho nada?!?¿Pero qué clase de amigo eres tú, Drew Hawthorne?
-La clase de amigos que saben guardar secretos, Dayron Asimott.
-Drew, sabes que ella es mi ídolo. Deberías habérmelo dicho.
-No tenía motivos para hacer tal cosa.
Dayron respira hondo, tal vez para no perder la paciencia, y después me habla solamente a mí.
-Por favor, ¿serías tan amable de presentarme a tu madre?-Se queda callado un momento, tal vez pensando en algo.-Perdona, ¿cómo me has dicho que te llamabas?
-En realidad no te lo he dicho. Me llamo Catnip. Catnip Mellark Everdeen.
-Bueno, pues si eres tan amable, Catnip, me encantaría conocer a tu madre.

Vuelvo a mi lugar junto a Drew y le cogo la mano. Al llegar a la casa, Dayron saluda a Gale y vamos al salón, donde primero mamá me regaña por volver tan tarde y después le presento a Dayron. Éste está efusivo por conocerla, aunque mamá es reacia a contestar a ciertas preguntas sobre los Juegos. No le gusta hablar de ese tema. A la hora de la cena, Dayron se va a su casa.
Después de cenar en el comedor (una cena que resulta ser de lo más extraña, y que nadie habla, ni siquiera Drew y yo), todos nos vamos a dormir. Un par de horas después de acostarme, me doy cuenta de porqué Sheyla se cambió de habitación: tiene una ventana muy grande, pero no se puede abrir, y el calor se acumula en el cuarto. Por suerte me he puesto el camisón de seda que me regaló mamá el año pasado por mi cumpleaños. Es blanco, y me llega casi a la rodilla.
Intento volver a dormirme, pero cuando ya casi lo he conseguido, observo que la puerta se abre ligeramente y muy despacio. De pronto veo la cabeza de Drew asomándose por la rendija que hay abierta y me mira, pensando que estoy dormida. Me siento en la cama para que se de cuenta de que me he despertado.

-Lo siento, no quería despertarte. He oído ruidos y pensé que pasaba algo.
-Tranquilo, la verdad es que ya me había despertado antes por el calor.
-Es el único inconveniente de esta habitación. Ya le dije a mi padre que pasarías calor aquí, pero él opinaba que no. Parece que se equivocaba.

Enciendo la luz que hay junto a la cama. Drew no lleva nada puesto aparte de unos pantalones largos de pijama, y eso me permite observar sus perfectos abdominales, la fuerza de sus hombros, los músculos de sus brazos...
Para tener solo 17 años, tiene un cuerpo bastante perfecto.
Él se da cuenta de mi escrutinio, pero no dice nada. Simplemente me observa.

-No le caigo bien, ¿verdad? A tu padre, quiero decir.
Drew duda. Aunque él sabe la respuesta. No, Catnip no le cae bien a su padre.
-Tu padre era el mejor amigo de mi madre-hablo en un susurro muy bajo, tan bajo que se tiene que sentar al borde de la cama para oirme.-Mi padre y el tuyo estaban enamorados de mi madre, pero...mis padres tuvieron que unirse en los Juegos para poder sobrevivir. Pero resultó que mamá se había enamorado de papá sin ser consciente de ello. Y le usaron para destruirla.-Drew me escucha sin interrumpirme y yo agacho la cabeza.-Mi madre sufrió mucho, y tu padre la ayudó, pero a él no le bastaba la amistad, pero mi madre... simplemente los Juegos les unieron. No podían sobrevivir el uno sin el otro. Tu padre me odia porque por mi padre perdió a mi madre y yo soy el resultado de esa elección...
Nos quedamos callados por un rato, asimilando lo que he dicho. Despúes, Drew me pone un dedo bajo la barbilla para verme la cara. Y supongo que mis ojos muestran la tristeza que siento, porque él actúa de forma muy dulce y con delicadeza.
-Tú no tienes la culpa de nada. Las elecciones las tomaron otros.
-Pues tu padre no opina de la misma manera.
Empiezo a notar que los ojos se me llenan de lágrimas, asi que Drew se inclina muy suave y roza levemente mis labios. Pero yo, en vez de quedarme quieta y a salvo en sus brazos, pongo mis manos en su cuello y me acerco más a él y le beso con intensidad. Él responde de la misma manera y al poco tiempo empiezo a jadear buscando aire para mis pulmones. Drew empieza a reír mientras me acaricia el pelo.
-Creía que lo que tenías era calor. Si quieres puedes venir a mi habitación. Allí la ventana se puede abrir a diferencia de ésta.
Es claramente una invitación, pero empiezo a pensar que estar tan cerca de Drew, en su cuarto, puede causarnos graves problemas si nos pillan.
-Y tienes razón con lo del calor, pero no puedo resistirme a ti. Pero creo que si nos vieran a los dos en tu habitación y más concretamente en tu cama, podrían pensar mal.
-¿Tanto te importa lo que piense mi familia de ti?
Lo piensa un momento y comprende que no.
-En realidad, lo que temo el la cólera de mi madre. Recuerda que es una vencedora y que ha hecho cosas horribles. Pero ahora mismo me da igual todo. ¿Me llevas en brazos?
-Como quieras, pequeña Sinsajo.
Y me saca en volandas de la cama, como a una princesa que por fin ha encontrado a un príncipe. Un príncipe que tiene una habitación con ventanas que se abren.
Y con este último pensamiento, me quedo dormida en los brazos de Drew antes de llegar a su cuarto.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Capítulo 14 : La lluvia

Sentimos no haber escrito en tanto tiempo (otra vez) pero durante estas semanas hemos seguido teniendo mucho exámenes. Nos gustaría compensaros, pero como no podemos, os dejamos este capítulo para intentarlo. ¡Que lo disfrutéis!

Drew y yo bajamos las escaleras hacia el salón cogidos de la mano. Hemos hablado, reído e incluso hemos discutido, pero sólo un poco.
Entramos en la sala y encontramos que mamá y Gale están abrazados en el sofá.

-Hola mamá.
-Hola cielo.
Dudo, porque no estoy segura de si decirle que me voy a explotar el Distrito 2 con Drew.
-Bueno...Nosotros nos vamos a casa de Dylan. No tardaremos, ¿vale papá?
-Si queréis, podéis pasar la noche allí. A tu hermano no le importará que os quedéis.
-Vale. ¡Nos vemos!

Drew y yo salimos al amplio jardín. Aunque nuestros padres piensen que vamos a casa de Dylan, nos pasaremos por allí por sí acaso. No queremos arriesgarnos a que el hermano mayor de Drew se pase por casa y nos delate involuntariamente.
Al principio, Drew y yo vamos callados y observando nuestras manos entrelazadas una con la otra. Nunca he sido una persona a la que le incomode el silencio, pero en este momento tengo la sensación de que el silencio es algo incómodo.

-Bueno...¿Y a dónde vamos a ir?
Me sonríe y me mira con dulzura.
-Había pensado en ir al centro de la ciudad. Creo que te gustará mucho.
-Supongo que si tú lo dices...
De pronto se para y me evalúa con la mirada.
-¿Sabes una cosa...?
-Sorpréndeme.
Se acerca a mí y me susurra al oído:
-Me encanta como te queda ese vestido gris.
Me sonrojo y decido dejarlo pasar, aunque probablemente no se me relaje el pulso hasta que pase un largo rato.

Después de andar un par de minutos más, al fin llegamos al centro de la ciudad. Es un lugar precioso, lleno de edificios y casas. La gran plaza está un poco vacía, lo que hace que se pueda apreciar mejor su belleza natural.

Entramos en montones de lugares: en el mercado (en el que Drew conoce a todo el mundo), la panadería (en la que el olor del pan hace que recuerde a mi padre) y muchísimos lugares más.
-Drew...
-Dime, Catnip.
-Me lo he pasado muy bien.
De pronto, empieza a caer una molesta lluvia que me deja medio ciega.
-Genial...
-¿Me concedes este baile, pequeño sinsajo?
Aunque sé que estoy haciendo el idiota, le doy la mano de todos modos. Damos vueltas, vueltas y más vueltas entre risas y carcajadas a montones.



Estoy medio mareada cuando Drew para nuestra vuelta de pronto y me aprieta contra su pecho.
-Te quiero Catnip.
-Y yo a ti Drew.
Y entonces me acerco a él y le beso con todas mis ganas.